Descanso en la cola de un deseo que viaja solo en el universo,
Es que el universo es una sopa de deseos que se esconden del día,
Dentro de mi cráneo el invierno es implacable y arrasa,
Y mi deseo se sortea a la mano de otra estrella.
Serán arenas movedizas el último destino,
Si en el primero ya parece que sucumbo,
Fiel a mis azares, el paso pesado, la mirada perdida,
No me atrevo a mirar las estrellas cautivas.
Si de tanto leernos se nos rompieron las narices,
Parieron su ternura aire fresco corrompido,
Pero tu mente esta de viaje,
Tu destino esta vendido.
Si los deseos se arrancan del día,
Se esconden del llanto,
De la risa.
De tu piel como la cocaína.
El universo, pesado, me aplasta al darse vueltas,
Se suena los deseos como le caen fugaces,
Los incendia en su manto de lunares,
Con la carta en la rosa entre sus dientes.
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